Creo que la verdadera clave en el diseño de programas de entrenamiento es crear una filosofía propia, en lugar de adoptar de la otro profesional. Esto significa que los entrenadores deben hacer aquello que consideran que es mejor para el deportista, no aquello que pueda estar de moda en ese momento.
Un entrenador no debería limitarse simplemente copiar lo que hace otro profesional. Para poder llegar a hacer esto, es importante cumplir tres reglas.
Piensa: ¿Qué funcionará mejor para mis deportistas?
Cuestiona: ¿Por qué está este ejercicio en mi programa?
Analiza: Busca el sistema que mejor consiga el resultado deseado
Creando un gran programa de entrenamiento
Para crear un buen programa es importante identificar antes los objetivos. El objetivo debe ser sencillo y reflejar tus verdaderas creencias. Aquello que consideras importante.
Objetivo 1– Evita las lesiones durante el entrenamiento
Solía pensar que este objetivo era tan básico, tan de sentido común, que ni siquiera era necesario hablar de ello. Sin embargo, la proliferación de sistemas de entrenamiento que flirtean y cruzan la linea que separa seguro e inseguro, me ha hecho darme cuenta que la regla número UNO, la más importante de todas, debe establecerse claramente. Para poder prevenir las lesiones durante el entrenamiento, el entrenamiento debe minimizar los riesgos. Esto no significa eliminar riesgos, sino reducirlo a lo estrictamente necesario. Debemos analizar la relación riesgo-beneficio de todo aquello que pensemos hacer durante el entrenamiento. Es tan sencillo como plantearse si el beneficio que aporta un determinado ejercicio compensa el riesgo inherente en el propio ejercicio. Este ratio evoluciona con la edad y la experiencia. Opciones como las sentadillas, peso muerto o movimientos olímpicos, aún siendo excelentes ejercicios, puede que no sean la mejor opción para todo el mundo.
Hay dos cosas que necesitamos aceptar para convertirnos en mejores entrenadores:
1- Las lesiones durante el entrenamiento son culpa nuestra.
2- Nadie debería lesionarse durante el entrenamiento.
Vern Gambetta, en un seminario hace más de 15 años, decía que los entrenadores deben aceptar la responsabilidad de las lesiones que se producen durante los entrenamientos que ellos mismos programan. Escucharle decir eso me hizo evolucionar como entrenador. Hasta ese punto, pensaba que si no sentías los hombros y la espalda dolorida no habíais entrenado correctamente. Que dichas sensaciones eran el producto de un buen entrenamiento.
Aquel seminario supuso el primer paso para convertirme en entrenador de verdad. La conclusión a la que llegué es que haría que mis deportistas fueran mejores en el terreno de juego, y les mantendría sanos y seguros en la sala de entrenamiento. Podría decirse que todo aquello fue una revelación.
Nadie debería lesionarse entrenando. ¿Significa esto que entrenamos con máquinas y no asumimos ningún riesgo? NO, significa que constantemente estamos evaluando la relación riesgo-beneficio de todo lo que programamos. No hago lo mismo con un deportista sano de 20 años que con un jugador profesional de la NHL de 35. Tampoco es lo mismo lo que hago con estos últimos que lo que hago con mis clientes de entrenamiento personal de 55. Al igual que una talla no le encaja a todo el mundo, tampoco un ejercicio.
Esta es la razón por la que preferimos front squats a sentadillas tradicionales o back squats, y nunca hacemos box squats. La misma razón justifica que los movimientos olímpicos los hagamos siempre en posición hang y desde arriba de la rodilla en lugar de hacerlo desde el suelo. Como entrenadores debemos tomar decisiones en función del ratio riesgo-beneficio de cada opción.
Objetivo 2– Entrena para reducir las lesiones
El segundo objetivo debería ser diseñar programas de entrenamiento que reduzcan las lesiones durante la práctica deportiva. Es importante resaltar que he dicho reducir y no prevenir. Ningún entrenador puede prevenir las lesiones. Las lesiones ocurrirán. Sin embargo, a pesar de que ocurrirán, nuestro principal objetivo con el entrenamiento es reducir la incidencia de lesiones, por encima de la mejora del rendimiento.
Tanto en la NFL como en la NHL, el éxito de un programa de preparación física, y sus responsables, se mide en función de su capacidad para mantener en el campo a los mejores jugadores. La NFL tiene una estadística que llaman “Starters games missed”, mientras que en la NHL tienen otra llamada “Man games lost”. Los mejores equipos de preparadores físicos son los que mantienen a sus mejores jugadores en el campo.
Objetivo 3 – Mejora el rendimiento
El primer objetivo es diseñar planes de entrenamiento tan seguro como nos sea posible. Después, trabajar para reducir la incidencia de lesiones durante la práctica deportiva. El último objetivo, y siempre en este orden, es mejorar el rendimiento. Muchos no estarán de acuerdo. No recuerdo la cantidad de veces que he escuchado a preparadores físicos hablar de la necesidad de asumir riesgos. Tan solo puedo deciros que aquellos que suelen hablar en estos términos suelen trabajar en el area del fitness, alejados de deportistas profesionales o que aspiran a ello, donde pueden lavarles el cerebro a los clientes y predisponerlos a una lesión. En el mundo del deporte, los preparadores físicos nos tomamos muy en serio el riesgo de que uno de nuestros deportistas se lesione. Aquellos que no lo ven así suelen acabar desempleados. Sin embargo, es importante encontrar el punto de equilibrio. Un programa demasiado suave sin ningún riesgo durante el entrenamiento no reducirá la incidencia de lesiones durante la práctica deportiva. La clave se encuentra en desarrollar y mejorar nuestra habilidad para determinar la relación riesgo-beneficio.