4 septiembre, 2017
Cómo empezar a hacer ejercicio en Septiembre y no morir en el intento

Hay una comedia clásica, llena de enredos, que me recuerda a esta época del año… Cuando llegue septiembre (1961). En ella Rock Hudson tiene una novia, Gina Lollobrigida, a la que sólo ve un mes al año… En Septiembre. A mucha gente con el gimnasio, incluso los que contratan un entrenador personal, les ocurre lo mismo… Sólo se ven en septiembre.
Cuando llega septiembre me acuerdo del gimnasio de mi madre, donde empecé a trabajar con 16 años dando clases colectivas. La gente se agolpaba en la recepción preguntando qué hacer. Muchos no llegaban a Junio.
Las causas del sedentarismo en España (73% de la población, según la Sociedad Española de Cardiología) son varias. Nuestro deber es reducirlo pensando en la salud del cliente, analizando nuestro trabajo, actualizándonos conforme al conocimiento científico y no teniendo miedo a compartirlo.
Principales motivos de abandono
1.- Se opta por actividades que no son las más adecuadas para personas sedentarias. Si alguien que empieza a realizar ejercicio, con o sin entrenador personal, está muerto después de entrenar o tiene agujetas hasta en las pestañas… ¿Cómo le van a quedar ganas de continuar con un programa de entrenamiento?
2.- Las falsas expectativas. Muchas veces las expectativas que se hace la gente cuando empieza a hacer ejercicio o contrata un entrenador personal no corresponde con los resultados. Al conocer la realidad, se frustran y lo dejan. Lo importante, en este sentido, es ser sincero y hacer ver que a la hora de hacer ejercicio, como en la vida, lo importante es conocer nuestras cartas para jugarlas lo mejor posible. En caso de contratar un entrenador personal deberá ser sincero, honesto, y explicar al cliente las posibilidades reales para evitar la desmotivación y consecuente abandono. No todo vale para conseguir un cliente.
3.- La peligrosa búsqueda de atajos. Los métodos «milagro», aquellos que prometen resultados rápidos con poco esfuerzo, proliferan como setas en otoño. Después de comprobar que no funciona llega el consecuente bajón y el abandono. En el entrenamiento no hay métodos con nombre propio, solo ciencia; para aplicarla y que el organismo responda a los estímulos y genere adaptaciones necesita tiempo. Esto no tienen por qué saberlo aquellos que empiezan a realizar actividad física.
Soy entrenador personal en Valencia, es mi profesión, y es ahora cuando valoro cuánto me enseñó aquel gimnasio chiquitito de barrio. Aprendí a identificar qué les gustaba a mis alumnos, a buscarme la vida para mejorar sus niveles de adherencia al ejercicio, aprendí a escuchar, a ver más allá de mi y mis gustos.
Hace tiempo llegué a la conclusión de que en la profesión de entrenador personal, así como en el resto de profesiones del deporte, creerte el mejor no sirve de nada si tu agenda está vacía o si los clientes no permanecen a tu lado. Tu valor como profesional no lo decides tú, ni tus compañeros… Lo pone el cliente.
Escribo estas líneas entre montañas, desde el sitio donde empecé a hacer del deporte mi vida. Donde di mis primeras zancadas, pedaleos en bicicleta y las patadas que me costaron la rodilla jugando a fútbol sala. El lugar donde, llena de polvo, descansa mi moto. Aquí todavía hay lugares donde apenas hay cobertura. Mejor así.
Recibo septiembre sola, corriendo por los senderos donde crecí. Veo caer el sol con la sudadera puesta mientras el viento me acaricia la cara. Se va el verano, siento que mi año empieza ahora… Septiembre, mes de arranque, ilusiones, retos y sueños. Mes de colegios, mochilas y chandal. Mes de cambios en el que sientes la necesidad de marcarte objetivos. Uno de los míos es que todos lleguemos a Junio igual o mejor de lo que empezamos Septiembre.