«Si no eres capaz de ponerte en forma a ti misma… ¿Cómo podrás conseguirlo con los demás?» Ese es el argumento en el que muchos se escudan cuando «exigen» una buena condición física, o al menos el aspecto, para ser digna de llevar en la espalda a modo de etiqueta un letrero que diga: «Entrenador personal«.
Es lamentable, a la vez que frívolo y carente de respeto hacia un sector al que amo que se juzgue como «mejor entrenador» a los que tienen marcada la «tableta de chocolate». ¿Qué pasa, si no la tengo soy peor profesional? Me resulta denigrante que aquellos que van sin camiseta, en calzoncillos o en bañador se hagan llamar entrenadores personales.
Hace tiempo una señora me vio salir de mi sala de entrenamiento: desgarbada, 50 kilos, chandal y gafas de pasta… Me miró con cara de extrañeza y me dijo: ¿A mí no me vas a entrenar, verdad? No sabía qué decir. Me sentí muy violenta y agaché la cabeza. Antes de contestar uno de mis clientes (1,90, musculado y fuerte), cuando iba de camino a la ducha le contestó: «Si no le entrena, usted se lo pierde».
«Un entrenador personal es un compañero de viaje, una ayuda, un apoyo, no un ser superior al que deben imitar»
Afortunadamente, no todo el mundo busca un entrenador personal por su estado de forma. Si fuera así, al menos por su aspecto, la que escribe y sus compañeros de PERFORMA, las personas más capaces que conozco, estaríamos en el paro, no con la agenda llena.
A lo largo de mi carrera como entrenador personal en Valencia la vida me ha hecho modificar mi estado de forma: he sido madre, engordé 23 kilos, me he lesionado, me han operado de una hernia… Y mis clientes han seguido conmigo evolucionando y obteniendo resultados. No soy una esclava de mi imagen. Vendo salud, no soy modelo, ni gogó, ni striper. Por tanto, no voy a fomentar esos valores entre las personas que contratan mis servicios. Soy su compañero de viaje, su ayuda, su apoyo, no un «ser superior» al que deben imitar.
«Si me vieras por el gimnasio no querrías que te entrenará. No me parezco a esos tipos» -Michael Boyle
El mejor entrenador personal es aquel que se forma para buscar el bienestar de SU CLIENTE, no el suyo propio. Ese es uno de los fallos principales. De ahí, la carencia de muchos en conocimientos sobre poblaciones especiales…¿Para qué voy a estudiar todo esto si yo no tengo diabetes ni hipertensión? Eso sí, todo lo que sea información para ganar masa muscular, me la empollo como un papagayo.
Soy entrenador, mi estado de forma es secundario; lo importante son los resultados que consigo con mis clientes. Una vez Mike Boyle, uno de los mejores entrenadores del mundo y que todos en este sector conocen y respetan, me dijo: «Si me vieras por el gimnasio no querrías que te entrenará. No me parezco a esos tipos». Yo tampoco.
Acerca del autor
Sara Tabares es entrenadora personal y directora deportiva de PERFORMA Entrenadores Personales en Valencia. Sara también es Licenciada en Periodismo, Graduada en Ciencias de la Actividad Física, Másters en Fisiología del Ejercicio por la Universidad de Barcelona y en Promoción de la Salud por la Universidad de A Coruña. Premio Concha García Campoy al mejor programa de divulgación científica en la categoría de Radio y autora de los libros “Ellas Entrenan”, “Entrena Bien, Vive Mejor” y “La profesión de entrenador Personal”