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31 enero, 2019

Gestión de expectativas: La variable más determinante del entrenamiento

Gestión de expectativas en el entrenamiento

La gestión de las expectativas es de vital importancia para el entrenador personal, el preparador físico y el aficionado al deporte o el ejercicio. Un tema que en escasas ocasiones se aborda y que debería ser el inicio de todo plan de entrenamiento. También lo es a la hora de enfrentarse a cualquier proyecto personal, ya sea profesional o personal. No obstante, en esta ocasión, nos centraremos en el único tema que nos ocupa, la actividad física, sus beneficios y los posibles objetivos que cada uno podamos tener.

Empezaremos con un ejemplo que ilustra a la perfección un tema por desgracia recurrente. 

Dos hermanos empiezan a entrenar, son gemelos, mismos estado de forma, experiencia, habilidad y condicionantes de salud. Incluso comparten objetivos: pérdida de peso y mejora de su calidad de vida. La diferencia reside en que uno de ellos espera perder 10Kg en 3 meses, el otro 20. Pasado ese tiempo, ambos han perdido 15Kg. El primero tienes sensación de éxito y está motivado, el segundo tiene sensación de fracaso y está frustrado. El primero continua realizando actividad física puesto que considera que compensa el resultado para el tiempo y esfuerzo invertido, el segundo, por el contrario, abandona al tener la sensación opuesta. El primero sigue mejorando pasados los años, el segundo recupera el peso perdido y poco a poco va acumulando. Para ambos pasan los años, ambos empiezan a tener cada vez un tono de gris más claro en todo el pelo de su cuerpo. Aquí no hay diferencia. Pasados 5 años, el primero ha perdido 25Kg, el otro ha ganado 10. Hay una diferencia de 35Kg, por no hablar de la fuerza y movilidad, y la consecuente habilidad para tratar con su propio cuerpo. El encuentro ha hecho que el segundo observe qué podría haber conseguido, aunque llega 5 años más viejo, y en peor estado de forma de lo que estaba. Tiene suerte, pues alguien le muestra la versión de sí mismo que podría llegar a alcanzar. La mayoría no tiene esta suerte. Todo empezó por una mala gestión de las expectativas. 

El objetivo de todo plan de entrenamiento o actividad física es inculcar hábitos saludables que mejoren la esperanza y calidad de vida de aquellos que lo practiquen. Estos hábitos sólo son válidos si los vamos a poder mantener en el tiempo puesto que, en el momento en que desaparece el estímulo, desaparecen los resultados y beneficios. Por la misma razón, si cambia el estímulo (naturaleza del ejercicio), también cambiarán los resultados y beneficios. Las expectativas determinan la sensación de éxito y fracaso y, por tanto, también la sostenibilidad de un programa de entrenamiento, ergo la propia realización de actividad física a largo plazo o, lo que sería mejor aún, por duración indefinida. 

Una expectativas incorrectas o poco saludables indudablemente derivarán tarde o temprano, según el tesón del individuo, en la sensación de fracaso lo que en la mayoría de casos provoca el abandono del plan de entrenamiento y la pérdida de todos los beneficios obtenidos. Por el contrario, una expectativas saludables, permiten la sostenibilidad durante décadas, cuando no para toda la vida en tanto en cuanto consiguen que tengamos la sensación de que compensa el esfuerzo y tiempo invertido para los resultados o beneficios obtenidos. Dicha relación depende directamente de las expectativas.

Tal y como decíamos, ningún beneficio del ejercicio o actividad física dura para siempre si lo abandonamos. Paradójicamente, muchos efectos perniciosos consecuencia de una mala planificación, en muchas ocasiones provocado por unas malas expectativas, si que pueden llegar a ser irreversibles. 

El entrenador nunca debe caer en el error de, en un intento por captar al cliente, hinchar las expectativas, generar expectativas incorrectas o aceptar las expectativas del cliente si estas no son saludables puesto que, además de poco ético, nada que sea insano será sostenible.

EXPECTATIVAS SALUDABLES VS. NO SALUDABLES

1.- Las expectativas saludables son REALISTAS

Parten del conocimiento previo, de lo que ya hemos tenido en algún momento de nuestra vida y sabemos, por tanto, que se puede conseguir. Cualquier objetivo que supere este punto debemos entender que podremos obtenerlo o no puesto que, en el camino, es posible que nos encontremos obstáculos y sacrificios que no contemplábamos. De ser así, la experiencia debe ayudarnos a encaminarnos hacia objetivos que consideremos al alcance de nuestras posibilidades. 

Debemos entender que los resultados dependen de variables que podemos controlar y otras que no. Desde nuestro panel de control podemos controlar el plan de entrenamiento, estilo de vida y alimentación pero no podemos controlar el potencial que tenemos cada uno de nosotros para obtener un determinado resultado. Las expectativas que para uno son realistas pueden no serlo para otro. Incluso ante misma edad, salud y experiencia previa, las respuestas cuando se someten a varios individuos a un mismo plan de entrenamiento son tremendamente dispares. Agarrarse a una expectativa no válida para uno mismo genera un vínculo imposible que puede llegar a ser tremendamente autodestructivo.

2.- Las expectativas saludables NUNCA TIENEN PLAZO DE TIEMPO.

El camino más rápido para alcanzar la frustración que nos haga plantearnos si merece la pena la inversión de tiempo y esfuerzo es establecer un plazo de tiempo. Dicho plazo de tiempo siempre se establece conforme a pareceres totalmente subjetivos que nunca obedecen a un razonamiento lógico, mucho menos riguroso. 

¿De donde sacaron las expectativas los hermanos del principio?¿Por qué uno pensaba perder diez kilos y el otro el doble? ¿Por qué tres meses? Tal vez si hubiera puesto cinco meses de plazo habría alcanzado el objetivo y toda la historia habría cambiado. La respuesta se encuentra en las influencias. Una variable que no podemos controlar y que nos hace estimar qué cabe esperar de prácticamente todo en la vida.

3.- Las expectativas saludables son FLEXIBLES.

Es importante tener en cuenta que un plan de entrenamiento a largo plazo puede albergar complicaciones eventuales. Podemos caer lesionados por un exceso de ímpetu, no poder entrenar por una enfermedad o por problemas personales. Puede que incluso surjan complicaciones que nos haga dejar el entrenamiento durante un breve periodo de tiempo. Algo así NUNCA PUEDE GENERAR FRUSTRACIÓN. Siempre debe haber una pequeña cuota de fracaso asumible en caso de no poder llevar a cabo aquello que teníamos planificado. 

Debemos asumir que en ocasiones el entrenamiento no aportará los resultados deseados o que, simplemente, no podremos entrenar. Las grandes aspiraciones ayudan a mantener la motivación pero un exceso de rigidez puede derivar en frustración y esta a su vez en los que se llama síndrome de “Burn out”. Si el objetivo es mantener el estímulo y sus beneficios para el resto de nuestra vida, el burn out o síndrome de desgaste psicológico es el mayor enemigo. Una pequeña lesión (si hemos entrenado correctamente) sanará en la mayoría de ocasiones tarde o temprano pero con este síndrome no sabemos el tiempo que tendrá que pasar para volver a recomponer la motivación necesaria. En la mayoría de casos, cuando por fin se recupera, la mayoría de beneficios se han perdido y, según la edad, es posible que ya no se pueda volver al estado de forma previo. 

4.- Las expectativas saludables FOMENTAN LA FELICIDAD.

En ocasiones es posible que para obtener un beneficio mayor debamos sacrificar algo de tiempo, dinero o esfuerzo. Solo la lluvia cae gratis del cielo y no siempre que queremos o lo necesitamos. No obstante, debemos tener la seguridad de que la inversión de tiempo y esfuerzo, cuando lo pongamos en la balanza, acabará aportando más felicidad de la que limitará. 

La inversión de tiempo y esfuerzo necesario para cumplir con las expectativas que uno mismo se impone deben tener en cuenta sus necesidades básicas y las de los suyos. Las expectativas saludables deben permitir a cada individuo cumplir a su vez con sus deseos emocionales, sociales, intelectuales, sexuales y recreativos. No deben disminuirle, mermarle o hacerle sentir agotado mediante el sacrificio. Si es así, las expectativas autoimpuestas no serán sostenibles puesto que son incompatibles con la vida. Acabarán generando frustración y el consecuente abandono del plan de ejercicio junto con todos los efectos positivos que hayamos podido obtener a cambio. 

5.- Las expectativas saludables MEJORAN LA AUTOESTIMA.

Una expectativa no alcanzada que disminuye la autoestima solo puede ser debido a que el objetivo era poco realista. Poco realista en función del potencial de cada persona, o de cualquiera de la razones descritas anteriormente, es decir, plazo inadecuado, falta de flexibilidad, incompatible con la vida o la felicidad. Las expectativas saludables, cuando no se cumple, no afecta a la autoestima sino que aporta la experiencia suficiente para saber qué podemos esperar, lo que nos ayuda a establecer expectativas realistas. 

Como conclusión debemos aprender que el ejercicio es una fuente de calidad y esperanza de vida inestimable en base a toda la bibliografía científica que tenemos hoy en día. No solo aumenta la esperanza de vida y previene diversas enfermedades, sino que mejora tremendamente la calidad de vida en nuestros últimos años de vida. No obstante, para que esto sea así, la clave no se encuentra en la efectividad, sino en la eficiencia en tanto en cuanto esta determina directamente la sostenibilidad. 

Un individuo que no tenga en cuenta estos valores posiblemente obtenga resultados más rápidos pero también tendrá un mayor riesgo de encontrarse con algo que le obligue a parar, ya sea una lesión, enfermedad o burn out. Por el contrario, quien tenga una relación saludable con la actividad física, quien sea capaz de introducirla en su vida sin desplazar otras fuentes de felicidad, posiblemente necesite algo más de tiempo para obtener los mismos resultados que el primero pero, a cambio, los mantendrá para el resto de su vida. 

Artículo por

Guillermo Alvarado

Director de Performa desde 2002. Durante 15 años autor de la sección "Entrenador personal" y del blog de Fitness de Men´s Health. Ahora en Cadena SER y entrenador.es.https://performa.es


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Director de Performa desde 2002. Durante 15 años autor de la sección "Entrenador personal" y del blog de Fitness de Men´s Health. Ahora en Cadena SER y entrenador.es.https://performa.es


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