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23 marzo, 2020

Buenos y malos profesionales en tiempos de guerra

Buenos malos profesionales actividad física

Alguien dijo que es en las situaciones difíciles donde se ve el verdadero carácter de la gente. En esos momento de tensión, donde nadie sabe qué va a pasar, entramos en un estado de piloto de automático donde sale nuestro verdadero yo. Es como la segunda prueba a la que se tiene que enfrentar Atreyu, en La Historia Interminable de Michael Ende, para llegar al oráculo, un espejo donde cada persona se encuentra con su verdadero YO, y donde la mayoría de aguerridos guerreros huyen aterrorizados. Nos encontramos en una situación de características similares. 

Esta situación de confinamiento y cierre de las instalaciones deportivas ha hecho que muchos de los profesionales del sector hayan visto amenazados sus ingresos. Se han visto enfrentados a una realidad que ni los más cenizos habían podido prever. También ha hecho que se cumplan los peores escenarios que, en muchas ocasiones, muchos no quisieron ver. 

Aquellos profesionales por cuenta propia que habían decidido no darse de alta en el régimen general de autónomos por ahorrarse la cuota de la seguridad social, ahora ven que no pueden acceder a las ayudas del gobierno. Aquellos empresarios y autónomos que no facturaban por el trabajo realizado, obteniendo mayores ingresos para no pagar IVA, ahora se encuentran que no pueden demostrar una pérdida económica. Pero también tenemos el caso contrario, que son aquellos que se han visto obligados a trabajar en una situación irregular por parte de las empresas que demandaban sus servicios. Aquellos contratados en una situación donde cotizaban por una jornada menor de la que realmente realizaban se han encontrado que van a cobrar menos desempleo del que realmente les correspondería. Lo mismo ocurre con aquellos que decidieron, o aceptaron, o se vieron obligados a cobrar de manera ilegal, ya fuera porque a ellos, o a sus empleadores así les interesaba. Es precisamente esta situación la que está haciendo que muchos se tengan que enfrentar a una realidad que pocos creyeron que algún día llegaría. Esperamos que de esto se aprenda, y surja un sector más digno, donde no solo los profesionales de la actividad física exijan condiciones laborales dignas, sino que también los clientes así lo exijan a las empresas, pues también ellos son cómplices. 

Por otro lado, estamos viendo como esta situación saca lo mejor y peor de cada uno. Encontramos profesionales que, de manera altruista, aunque sea motivados por el aburrimiento derivado del confinamiento, deciden ayudar, poner de su parte, para que no aumente todavía más el sedentarismo en nuestro país. Puede que algunos profesionales discrepen de la metodología empleada, faltaría más, pero estoy seguro que también los profesionales sanitarios más experimentados discrepan de la manera de proceder en muchos casos de los menos capaces que han decidido añadir a la lucha. Todos se apoyan y reman en una dirección, en equipo, pues el fin común supera con creces cualquier disputa que normalmente podría derivarse. A estos los llamo CONSTRUCTORES. El objetivo final es construir, aún cuando no todos disfruten de la misma capacidad. También es cierto, conforme a mi propia experiencia como consumidor del servicio de entrenamiento personal de manera ininterrumpida, desde hace más de 15 años, y tras haber pasado por todo tipo de entrenadores en diferentes ciudades y países, que el mejor entrenador, aquel que es capaz de conseguir que sus clientes alcancen el mejor estado de forma posible, y lo mantengan en el tiempo de manera efectiva y segura, aquel que los clientes valoramos, no siempre es quien cuenta con los mejores conocimientos teóricos, sino aquel que, aún pudiendo tener unos conocimiento menores, es capaz de mantener la adherencia de sus clientes manteniendo la seguridad. Por desgracia, hay algunos sectores, normalmente con escasa experiencia práctica en esta profesión concreta, donde esta capacidad no se tiene en cuenta. 

También tenemos el caso contrario, aquellos que aprovechan para tratar de crecer, de ponerse en valor frente a los que le rodean, a costa de destruir al de al lado. Muchas veces compañeros. A estos los llamo DESTRUCTORES y parece que han aumentado su capacidad o interés destructivo en estos tiempos aciagos. En todas las profesiones existen, ya habían demostrado previamente una tendencia hacia esa práctica pero, entre el confinamiento, el aburrimiento, en muchos casos los complejos, y el auge de los constructores en una situación así, deciden dar rienda suelta a este tipo de prácticas. Beatriz Crespo (Doctorado en CCAFD y en Medicina) y Felipe Isidro (Catedrático de Ejercicio Físico), ante el incesante crecimiento del sedentarismo en este país, nunca han dejado de poner en valor aquellos profesionales que, con sus medios, movilizan a las personas, que ayudan, a fin de cuentas a que la gente se mueva. Como siempre, ha habido quien discrepa, trata de amordazar, censurar, criticar o incluso señalar a sus propios compañeros, una práctica que recuerda a momentos ciertamente oscuros de la humanidad. Es la diferencia entre los constructores y los destructores. 

Imaginad que este tipo de prácticas se llevaran a cabo por los sanitarios a los que tan agradecidos estamos. ¿Os parecería que es el mejor momento? Si pretendemos que se reconozca algún día a los profesionales de la actividad física como sanitarios, algunos destructores deberían aprender de ellos, de su tesón, entrega y capacidad para construir conjuntamente en un escenario tan brutalmente adverso como el que estamos viviendo.

 

Alexander D.

Editor de entrenador.es

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